... Rastreando sarcasmo...
Bueno, pero al chile que vuela!
Ya llevamos 4 meses de este año.
Los dos primeros me la pasé de maravillas por "las europas" con Paula: paseamos, comimos, bebimos, nos sumergimos en la cultura (cabe resaltar que pasamos hasta 3 días sin bañarnos... oh, noble clima seco!), etc, etc, etc...Y finalmente regresamos a nuestro terruño... hoy hace exactamente dos meses.
Llegando del aeropuerto... nótese la cara de loca!Es difícil no quedar como una pola ridícula y pesada cuando uno dice: "es que allá todo es más bonito, más limpio, más bla-bla-bla..." Pero a veces cuesta acostumbrarse un poquito al cambio.
No solo de lugar-espacio físico, sino de actitud. Allá estás paseando, tu rutina es caminar por lugares seguros, tomar fotografías, almorzar barato pero sustentador (viva el Museo del Jamón!)
Lo más estresante que te puede pasar es que un mugre inmigrante te mande un beso en la calle o que se te acaben los euros y tengas que ir a sacar más al cajero... ay, qué problema! Pues sí es un problema, pero eso se soluciona en Costa Rica... no te va a buscar la gente de la tarjeta hasta europa!
Y sí, fue duro regresar. Yo fui con toda la intención de decirle adiós a esa vida de estudiante despreocupada que tiene que comenzar a trabajar y ganar plata... Supuestamente esa era mi bienvenida al mundo "serio", "adulto"... y más bien no sé qué tanto quiera entrar a ese mundo... sólo soy una "chiquilla" de casi 27 años!
Y estando allá extrañé cosas. Extrañé a Rommel cuando estabamos en un teatro convertido en disco bailando música electrónica y pensaba "Aquí el monis estaría "flipando" (alucinaaaando, maese).
Extrañaba a Chachi, a Rata, a mis perrillas ricas, peludas y ruidosas... a mi familia... suena medio feo, pero no tanto. Tal vez porque los llamaba más seguido, tal vez porque sé que están ahí, tal vez porque por primera vez en mi vida no tuve que darle explicaciones a nadie de a dónde iba a salir, con quién ni a qué horas iba a regresar.Regresé a mi país irritable, de malas, con culpa por algunas cosillas y con ganas de agarrar mis chunches y devolverme... al cabo que me sobraba hospedaje! (Plata no... pequeño detalle)
Pero ya estoy más tranquila. Estoy feliz con mi monis, con mi familia y mis niñas, pero me quedó una pregunta...
Tan malditamente despegada seré???
Supongo que tendré que vivir los fríos hijueputas de un invierno en Alemania o los veranos marca diablo de España para saber. Pasar sola cumpleaños, aniversarios, navidades y fiestas patrias... Supongo... no sé. En dos meses no se llega a extrañar el queso Turrialba ni el agunosacate... En dos meses puede pasar mucho... o no pasar nada.
En fin! Habrá que ver que nuevas aventuras y oportunidades deparará el destino.
En la casa de playa de la tía Kari, en Barcelona..
